Todo se va desvaneciendo: la gente, la gélida aldea e incluso la esperanza. Musashi continúa arando los campos en medio de una hambruna brutal, pero, por desgracia, no encuentra manera de infundir vida en la tierra.
A pesar de ello, hace lo imposible por “ser fuerte” Con el otoño tardío también se acerca un viento invernal cargado de muerte.