Servir pacientemente las mesas en un restaurante, entregar pedidos a seres marÃtimos,reencontrarse con su poderoso abuelo, soportar el sÃndrome de abstinencia por haber comido carne, conocer a sus peculiares vecinos… y combatir una banda de traficantes de droga.
Parece que la nueva vida de Legoshi, fuera de la escuela, no tiene nada de aburrida.